Gustavo Petro
Como ustedes habrán visto, este es el país de la Belleza.
Dicen los pueblos
descendientes de la cultura Tayrona, que existían en la sierra nevada de Santa
Marta que habitaban el corazón del mundo que vivían en montañas que llegaban
hasta las nieves perpetuas en la alturas más altas de Colombia, alturas que se
desmoronaban en dos o tres jornadas de camino hasta llegar al mar caribe, en un
camino que contaba con todos los climas de la tierra , con todas las
vegetaciones, con todas las bellezas y las aguas frías y cristalinas por
doquier, hasta llegar hasta las olas de un mar intenso y cálido.
De joven fui hasta esa
sierra y caminé los caminos y conocí a los indígenas descendientes y volvieron
a decirme que estaba en el corazón del mundo.
Y me quedó la idea en la
cabeza. He visto mapamundis y los he volteado una y otra vez de acuerdo con las
culturas, de acuerdo con las economías, de acuerdo con la intensidad de la vida,
y creo que los Tayrona y sus descendientes tienen la razón.
Si coloco a China,
Indonesia, India, Filipinas a mi izquierda del mapamundi y pongo a mi derecha
el África, al Congo; Madagascar, Sudáfrica, entonces quedo en un exacto centro
de la biodiversidad planetaria.
Somos el centro entre la
América del Norte y la América del Sur, somos el centro entre China e Indonesia
y Madagascar y la Europa sin biodiversidad. Quizás podríamos llamarnos el
corazón del mundo, porque somos el corazón de la vida del planeta.
Y entonces, me dijeron
los indígenas, de la Sierra Tayrona, que era el presidente del corazón del
mundo y que nuestra lucha era por la vida.
Levantamos la idea de
ser una potencia mundial de la vida como destino nacional y con ello nos
volvimos mayoría colombiana descubriendo que la única razón de ser de la
humanidad es la vida misma.
Es nuestra razón de ser
humana cuidar la vida y no destruirla, por ser la vida inteligente viva y no la
inteligencia artificial muerta, tenemos que usar la energía inteligente para
expandir la vida, no para recortarla.
Pero parece que hoy
vamos contra nuestra propia razón de ser.
Ante una pregunta como
¿qué afecta mayormente la vida en el planeta? No tenemos que decir nada más que
nosotros, la humanidad. Hoy aparece una realidad fantasmal y algo mentirosa,
pareciera existir una humanidad contraria a la vida, mentirosa porque una humanidad
contra la vida es también una humanidad contra la humanidad.
En las decenas de miles
de bebés, que son desmembrados por la bomba en Gaza , en el Líbano, en las
decenas de miles de jóvenes que mueren en la guerra fratricida entre las
juventudes eslavas hermanas, en la inteligencia artificial que maneja el
destino de las bombas, en una inteligencia artificial sin regulación pública,
que genera enormes productividades casi sin el ser humano, y sin una renta
ciudadana para quien sale despedido, en la expansión de una inteligencia
artificial, con cantidad de energía aplicada a la información tratando de
apropiarse del intelecto general de la humanidad, en esa inteligencia
artificial que puede generar una virtualidad de felicidad en medio de la barbarie
y las ciudades y la cultura y las vidas destruidas, se empodera los
instrumentos anticulturales y materiales del comienzo del final de la vida y de
la humanidad.
Todos sabemos que la
inteligencia artificial se expande sin regulación humana, sin una regulación
construida pública, racional y colectivamente por todos los pueblos del mundo.
Una inteligencia artificial que hoy utiliza energías sucias y fósiles como el
carbón, el petróleo y el gas.
Cuando la inteligencia
artificial se articula al petróleo, el carbón y el gas, se articula al colapso
climático y se construye el Armagedón. Desempleo en masa universal, ganancias
sin recorderis históricos, destrucción del clima y separación del ser humano de
la realidad constituyen los condimentos del final de la vida.
Pero no es la humanidad
la culpable, sería una falsedad ideológica, una realidad deformada y
fantasmagórica, decir lo que no es cierto. Quienes son los dueños de la
inteligencia artificial y quienes desencadenan el colapso climático son los
mimos.
Son algunos ricos
poderosos que hoy sueñan dueños de redes y de inteligencias sin vida, escaparse
a marte en sus naves de ensueño, mientras dejan sus culpas en la tierra
destruida.
La riqueza del mundo hoy
se ha concentrado en el 1% de la población del planeta. La riqueza del mundo se
mide hoy en dólares y en CO2 equivalente. Dólares y CO2 equivalente se han
vuelto sinónimos desde hace dos siglos.
Entre más rico es un ser
humano, o una sociedad, en medio de nuestro actual modo de producir, más CO2
arroja a la atmósfera, más la ensucia, porque más carbono consume. El modo de
producción de hoy es uno de consumo cada vez más grande de carbono y de
expulsión cada vez mayor de CO2: el gas del calentamiento mundial.
La acumulación de
capital, el crecimiento cada vez mayor de la ganancia, conlleva automáticamente
al final de la vida si su impulso lo genera el petróleo, el carbón y el gas. El
carbono que paradójicamente es también el elemento químico fundamental de lo
orgánico, de lo vivo, es base de la muerte generalizada.
Se trata que el capital
y la ganancia han roto un equilibrio delicado pero fundamental de la
existencia: el clima.
En cierta forma, la
codicia: móvil de la ganancia, está a punto de destruir la vida.
Esta contradicción
antagónica hoy debe ser analizada ya no solo por la ciencia, por la teoría
económica, sino por la cultura y la política.
Cultura y política son
el movimiento intenso de la sociedad y sus partes, es el movimiento rápido de
la humanidad.
Una movilidad que se
tiene que mover rápido, muy rápido para frenar la acumulación del capital o
para llevar el capital de manera obligada a la descarbonización.
Ilusos los que piensan
en los foros mundiales como este, que el mercado libre podrá llevar a la
maximización del bienestar y llevará a los seres humanos a ser portadores de la
vida.
Ilusos los que creen que,
con no mirar hacia arriba, o hundir la cabeza bajo la tierra, pasarán los
hechos sin afectarle, ilusos los que niegan que ha comenzado la extinción de la
biodiversidad y de la vida.
Detener la acumulación
del capital portador de los espectros de la muerte nos obliga a hacer una
Revolución Mundial de la humanidad, la bandera revolucionaria hoy se llama
Vida.
Llevar obligadamente el
capital a la descarbonización implica también una revolución porque hay que
salir de manera inmediata de la época neoliberal, del neoliberalismo en todas
sus letras. Ese es el cambio integral de paradigma que se impone para mantener
la vida y la humanidad en el planeta.
La libertad del mercado
no lleva a la maximización del bienestar, la libertad mercantil que pregonan
lleva a la máxima esclavitud. Leva la vida a atarla a las cadenas, la vida
misma es condenada a desaparecer.
Para obtener un mercado
no mortífero, hay que regularlo. Se necesita de un poder público, fuerte y
global, una juntanza de la humanidad.
Quienes gritan Libertad
hoy, son esclavistas que llevan el ser humano y los seres vivos, al mercado
para su venta, el comprador es un espectro de la muerte.
Para gritar libertad hay
que liberar la vida de sus espectros, una vida que no se encadena, que no se
arrodilla, que no se deja explotar.
Necesitamos cambiar las
finanzas mundiales que hoy están ligadas a la codicia, es decir, a la muerte.
Quien dijo que la vida planetaria
se pone a salvo a través de proyectos bancables, es decir, proyectos ligados a
la tasa de interés, a proyectos que dan ganancias y llenan las codicias. Por
aquí, ligar la superación de la crisis climática o la regulación de la
inteligencia artificial a la codicia solo nos lleva al abismo.
Es fundamental hoy
cambiar deuda por acción climática. No puede existir el riesgo como criterio de
medida de la tasa de interés, ni así tasar los préstamos. Rebajar el riego en
la deuda del tercer mundo es hoy sustancial. Si los fondos de capital y los fondos
de pensiones de los países vivos cimentan su rentabilidad en las economías de
los países pobres, dejarán a la humanidad sin los instrumentos para superar la
crisis climática.
Las economías riesgosas
son las que pueden exterminar la vida hoy, los que más emiten CO2 a la
atmósfera, son las encomías fósiles petroleras, carboneras y gasíferas, son las
economías poderosas de EEUU, China y Europa. Porque cobran sobretasas a la tasa
de interés a los países que aún hoy absorbemos como esponjas el CO2 de la
atmósferas a través de nuestra selvas y bosques? ¿A través de nuestra
biodiversidad? A través de la historia los países biodiversos hemos también
acumulado las culturas de la humanidad.
Solo cambiando el riesgo
país por acción climática, podremos financiar el plan Marshall que detenga en
el planeta la crisis climática: que descarbonice la totalidad de la economía.
Cobran una prima de riesgo a quienes absorben el CO2 que arrojan los mega ricos
del planeta, eso es un verdadero contrasentido mortal.
Es a los más ricos
depredadores a quienes hay que cobrar los impuestos para eliminar el carbono de
la producción y el consumo. Con los impuestos sobre la mega riqueza
depredadora, con el cambio de la deuda por acción climática, pasamos a nuevos
modos de producción, a un relacionamiento diferente entre los seres humanos
frente a la producción y la riqueza; A una manera diferente de concebir y
experimentar la riqueza; que se basa ya no en las energías fósiles de la
muerte, sino en las limpias que necesitan más del sentir que del tener. Mas de
la acumulación de la cultura que de las cosas.
En este movimiento
rápido de la humanidad, vital creo que el puesto de mando, la primera línea de
la vida corresponde a la mujer joven, a la que quiere parir o está pariendo, la
vida, a la que sin quererlo se siente generadora de la vida. Creo que esa
juventud debe pasar al frente hoy llevada de la mano femenina. Nosotros, los
guerreros de antes solo debemos seguir su flecha lanzada al firmamento. Quizás
la más grande batalla esta por comenzar. Ya no es una batalla por botines, por
esclavos o conquistas. Es la gran batalla de la vida de la que Colombia quiere
hacerse parte por este es el corazón del mundo, el país de la Belleza
Fuente: Presidencia de la República de Colombia
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